...la Biblia de Jerusalén
I Corintios 15, 34-45
34 Despertaos, como conviene, y no pequéis; que hay entre vosotros
quienes desconocen a Dios. Para vergüenza vuestra lo digo.
35 Pero dirá alguno: ¿Cómo resucitan los muertos? ¿Con qué cuerpo
vuelven a la vida?
36 ¡Necio! Lo que tú siembras no revive si no muere.
37 Y lo que tú siembras no es el cuerpo que va a brotar, sino un
simple grano, de trigo por ejemplo o de alguna otra planta.
38 Y Dios le da un cuerpo a su voluntad: a cada semilla un cuerpo
peculiar.
39 No toda carne es igual, sino que una es la carne de los hombres,
otra la de los animales, otra la de las aves, otra la de los peces.
40 Hay cuerpos celestes y cuerpos terrestres; pero uno es el resplandor
de los cuerpos celestes y otro el de los cuerpos terrestres.
41 Uno es el resplandor del sol, otro el de la luna, otro el de
las
estrellas. Y una estrella difiere de otra en resplandor.
42 Así también en la resurrección de los muertos: se siembra
corrupción, resucita incorrupción;
43 se siembra vileza, resucita gloria; se siembra debilidad, resucita
fortaleza;
44 se siembra un cuerpo natural, resucita un cuerpo espiritual. Pues si
hay un cuerpo natural, hay también un cuerpo espiritual.
45 En efecto, así es como dice la Escritura: = Fue hecho el primer
hombre, = Adán, = alma viviente; = el último Adán, espíritu que da vida.